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Individualidad y pacto

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“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo” (Friedrich Nietzsche) En 1860, una de las primeras defensoras de los derechos de las mujeres, Elizabeth Cady Staton, afirmó en un discurso en la American Anti-Slavery Society que “hay una clase de matrimonio que aún no se ha intentado, la del contrato entre partes iguales que lleve a una vida de igualdad, con iguales restricciones y privilegios para ambas partes”. Con estas palabras, ya en esa temprana época, esta autora dejaba en evidencia un gran problema en las relaciones matrimoniales, los contratos o matrimonios pactados, habitualmente se hacían en función del varón y no de la mujer. De hecho, muchas autoras sostenían que el matrimonio, tal como estaba concebido, era una institución en la que sólo una parte, el marido, ejercía un poder similar al de esclavista sobre su espos

Violencia cruzada

En relación a la violencia se ha creado el estereotipo de que la mayoría de las víctimas de violencia son mujeres. Es verdad, que a nivel mundial el porcentaje de mujeres golpeadas y agredidas física y emocionalmente es mucho más alto que el de los varones, sin embargo, es un simplismo creer que sólo las mujeres son maltratadas. La violencia doméstica no discrimina niños, ancianos, mujeres ni varones.
Violencia cruzada
Un fenómeno que está siendo cada vez más común es la llamada "violencia cruzada" fenómeno que afecta especialmente a parejas jóvenes. Probablemente las últimas generaciones están menos dispuestas a aceptar lo que abuelas y madres toleraron de manera pasiva. Al menos un 25% de los casos de violencia doméstica corresponden a violencia cruzada.
Se vive un momento especial, como dice Eduardo Galeano: "Es el tiempo del miedo. Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo".

Orígenes de la violencia cruzada

La actitud más común frente a la violencia es asumirse como víctima y someterse. En muchos casos se debe al conflicto psicológico que se genera al vivir con alguien que actúa agresivamente. Muchas personas quedan desarmadas emocionalmente para reaccionar. En otras ocasiones la "pasividad" está vinculada al estrés postraumático y a situaciones psicológicas complejas como el síndrome de Estocolmo, especialmente, cuando la violencia es reiterada y de envergadura.
Sin embargo, existe una forma de violencia reactiva asociada a la frustración y a la convicción de que es imposible llegar algún acuerdo o convivencia pacífica reaccionando de manera violenta, se genera así el Síndrome del Túnel (no ver salidas).
Ni la sumisión ni la agresión son los caminos más adecuados para solucionar conflictos de pareja, puesto que generan situaciones más difíciles de enfrentar a largo plazo.

Violencia cruzada y su desarrollo

Se considera que cualquier tipo de agresión, ya sea psicológica, física, o sexual que se da entre los miembros de una pareja, sea de manera simultánea, alternada o en grados de intensidad, es violencia cruzada.
Lo contrario es la violencia unidireccional donde uno de la pareja es el que agrede. En este caso, la agresión es mutua, lo que lo hace un fenómeno complejo de abordar y tratar, incluso, de afrontar y reconocer, porque la tendencia es a racionalizar o justificar la violencia.

Violencia cruzada e intensidad

Una de las características de la violencia es que tiende a aumentar. Se genera así una espiral va provocando más daño y dificultad para escapar a esta situación.
Las parejas van superando umbrales de tolerancia, de tal modo que en algún momento se permiten actitudes y conductas que en otro momento habrían sido impensables. La violencia siempre genera más violencia.

Cómo identificar la violencia cruzada

En este caso no basta decir que una pareja se agrede mutuamente. Es preciso diferenciar grados y causas, de otro modo, se puede caer en estereotipos que no ayudan.
Una cosa son los conflictos de pareja normales, que toda relación interpersonal tiene y algo muy distinto hablar de violencia cruzada. Cuando no hay acuerdo en la pareja, es normal que se generen tensiones que conflictúan la relación, sin embargo, la mayoría de las parejas son capaces de superar dichas situaciones con dialogo, voluntad y estrategias que las lleven a algún tipo de acuerdo.
El problema se suscita a la hora de intentar resolver los conflictos utilizando la coerción, la manipulación y la violencia. Los gritos, los insultos, las agresiones y la violencia reemplazan al dialogo honesto y franco, generando de paso un conflicto mayor y heridas que con el tiempo son muy difíciles de superar.

Cómo se trata la violencia cruzada

Toda relación violenta tiene que ser resuelta con la ayuda de otras personas, externas, que no estén involucradas emocionalmente con la pareja, que puedan dar salidas acordes con la situación. En algunos casos se necesitará la intervención de profesionales de la salud mental e incluso, la acción decidida de estamentos legales, para que las personas entiendan la gravedad de la situación.
Es importante establecer las causales de la respuesta violenta, entender que es una conducta aprendida y como tal que puede ser replanteada con ayuda de una persona capacitada.
En este tema, como en tantos otros relacionados con la pareja, los amigos y la familia, son malos consejeros, no por ser personas negativas, sino porque están involucrados emocionalmente con los afectados. Reconocer el problema y buscar ayuda, es el primer paso para salir de esta situación compleja.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Se prohíbe la reproducción total o parcial del presente 
artículo sin la autorización expresa del autor.
Originalmente publicado en Suite101

Comentarios

  1. Gracias Dr. Miguel Ángel Núñez por dar mayor claridad a un tema tan complejo y delicado.

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