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Individualidad y pacto

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“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo” (Friedrich Nietzsche) En 1860, una de las primeras defensoras de los derechos de las mujeres, Elizabeth Cady Staton, afirmó en un discurso en la American Anti-Slavery Society que “hay una clase de matrimonio que aún no se ha intentado, la del contrato entre partes iguales que lleve a una vida de igualdad, con iguales restricciones y privilegios para ambas partes”. Con estas palabras, ya en esa temprana época, esta autora dejaba en evidencia un gran problema en las relaciones matrimoniales, los contratos o matrimonios pactados, habitualmente se hacían en función del varón y no de la mujer. De hecho, muchas autoras sostenían que el matrimonio, tal como estaba concebido, era una institución en la que sólo una parte, el marido, ejercía un poder similar al de esclavista sobre su espos

Construir pareja a partir de los estereotipos de género

El tema de los estereotipos de género está presente en todo lo que se realiza a diario. Los refranes populares, los mitos urbanos, los conceptos transmitidos a través de los medios de comunicación, los textos escolares, los prejuicios, las costumbres cotidianas, los insultos, etc., todo da cuenta de una manera específica de ver al varón o a la mujer.

Cuando se examina el Diccionario de la Real Lengua Española en los conceptos "mujer" y "hombre", las diferencias son notorias. En este caso muestra que el lenguaje en muchos sentidos es reflejo de los estereotipos de género.
La mujer es descrita en 26 líneas y se destacan la mujer de mala vida, la criada, ramera, mundana, perdida o errada. Cuando se habla de la "mujer de casa" se la define como "la que con diligencia se ocupa de los quehaceres domésticos y cuida de su hacienda y familia". Habla de la "mujer fatal" que es "aquella cuyo poder de atracción amorosa acarrea fin desgraciado a sí misma o a quienes atrae. Referido principalmente a personajes de ficción, sobre todo de cine, y a las actrices que los representan".
Al contrario la palabra "hombre" es definida en 40 líneas y no sólo es descrita como refiriéndose a toda la raza humana, sino que en la definición resaltan los aspectos positivos. "Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza. ¡Ese sí que es un hombre!" . En la definición de la RAE el hombre sobresale por su honor, valor, tesón, bondad, entereza, madurez, serenidad y mediador. El hombre es sabio, de armas, de bien, honrado, responsable de sus actos, versado en letras y buen nombre.
En suma, al contrastar con la definición dada de la mujer, el hombre acapara elogios y bondades. Las características con las cuales se define al varón son aquellas que socialmente son consideradas positivas. Las definiciones de la mujer son, en su mayoría, negativas o cargadas de dualismos contrastantes: la buena mujer que se encarga de su casa fielmente y la mala mujer que lo abandona. Es decir, la mujer que está encerrada cumpliendo un rol y la que sale de su hogar y es caracterizada como fácil.

¿Cómo opera el estereotipo?

Las culturas crean estereotipos y las personas, que viven en dichos entornos, tienden a acomodar su vida a dichos conceptos populares.
Según el Dr. Pedro Barreda: "la división entre rasgos y capacidades tradicionalmente considerados femeninos y masculinos suele basarse en la suposición de que algunas tareas o actitudes son propias de un sexo e impropias del otro, pero no se forma a partir de la reflexión, sino que generalmente se consolida a partir de la observación directa de los niños acerca de la actividad y personalidad de su madre y su padre".
De ahí en más, las personas buscan vivir en función de lo que se espera para su género, provocando diferentes reacciones en tanto se está a la altura de la expectativa o no.

¿Cómo afecta al varón y a la pareja?

En un estudio realizado por Isabel García Toca y Fernanda Nader Carreta de la Universidad Iberoamericana de México con una muestra de 120 varones, se demostró que la mayoría de las personas mayores de 25 años luchan por cumplir las expectativas que les asigna la sociedad respecto a su género. El que menores estén menos propensos a dicha tendencia, muestra que de un modo notorio, muchos jóvenes comienzan a revelarse frente a dichos estereotipos.
Las autores descubrieron que respecto a la relación de pareja "los procesos de socialización se han ido adecuando a los estereotipos con los que se ingresa a la vida social". En otras palabras, los varones intentan en un vínculo de pareja responder a lo que se espera de él socialmente, sea o no correcto desde el punto de vista lógico o ético.
La mayoría de los entrevistados busca una relación donde el varón tenga el poder, no sólo de decisión, sino además de control. Dicha forma de relacionarse entre los géneros, simplemente elimina de la ecuación el concepto "pareja", que dicho en términos exactos implica paridad, complemento e igualdad, lo que se acaba con la toma de poder de uno por sobre otro.
La investigación mostró que "se espera que los hombres conversen sobre deportes, aventuras, negocios, conquistas, pero no sobre temas aceptados normalmente por las mujeres, así que con su pareja deben ser fríos y no demostrar demasiado sus sentimientos".

Conclusión

Ser pareja no es nada fácil, guiarse en base a estereotipos simplemente hace la tarea más difícil. Dura tarea tienen las nuevas generaciones para desafiar los estereotipos y vivir de una manera distinta a sus padres y abuelos.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Se prohíbe la reproducción total o parcial del presente 
artículo sin la autorización expresa del autor.
Originalmente publicado en Suite101

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