En administración se habla de "
calidad total", referido al concepto de sistemática de la gestión, por el medio del cual una empresa procura satisfacer las expectativas y necesidades de sus clientes, empleados, accionistas y toda la sociedad. Para eso utiliza todos los recursos de los cuales dispone para lograr el objetivo de una gestión eficaz y de calidad, no solo referido al antiguo concepto de "productividad", sino en todas las áreas vinculadas con el hacer de dicha empresa.
Ese concepto se ha trasladado a diversos ámbitos, y como era de esperar también se habla de una pareja que vive una relación de calidad total.
Calidad de vida y pareja
Hablar de calidad de vida y pareja implica que las personas no están dispuestas sólo a "vivir" con alguien, no quieren pasar la vida junto a una persona con la cual sobrevivirán en un ciclo donde vendrán hijos y se construirá un vínculo socio-económico, solamente. Se busca mucho más que antaño.
Hablar de calidad de vida implica buscar más que sólo supervivencia. Si antiguamente los padres y abuelos se conformaban con "no todo es perfecto", "la pareja tiene problemas, pero hay que seguir", la mayoría de los individuos contemporáneos no están dispuestos a seguir con un modelo de vida que más propiciaba el conformismo y la pasividad.
¿Qué aporta un matrimonio feliz?
La búsqueda de
estabilidad denota no tener altibajos y pasar la existencia en un clima relativamente tranquilo, que permita a ambos miembros de la
pareja proyectarse positivamente como esposos, padres y miembros de la sociedad.
La búsqueda actual va enfocada a buscar plenitud, no solo estabilidad. No solo se procura vivir económicamente estabilizado, sino también emocionalmente contenido, sexualmente satisfecho, y tener un vínculo que produzca satisfacción en los más diversos ámbitos.
El discurso contemporáneo aplicado a las parejas apunta al hecho de que es necesario reenfocar la relación de parejas en términos más amplios que la supervivencia y las expectativas familiares e incluso sociales.
Un matrimonio feliz aporta estabilidad emocional, proyección a futuro, mejor salud física, genera un entorno amigable para el desarrollo de los hijos, permite el mejor desarrollo de los individuos, entre otros.
Los matrimonios felices, a la larga, generan menos problemas de enfermedades, violencia doméstica y sentimientos de frustración.
El cuento de las abuelas
Las abuelas vendían la idea de que era necesario mantenerse casados pese a todo. En el contexto del divorcio considerado como un mal diabólico, nadie estaba dispuesto a dar un paso en ese sentido. Puesto que se veían a sí mismas como mártires se entendía que había que sufrir y soportar lo que les había tocado en suerte. La vieja frase de las ancianas:"es lo que nos tocó y hay que seguir", hoy suena a comedia vetusta cargada de conformismo y amargura.
Con la independencia económica de las mujeres y con la defensa de los derechos de género, vino aparejado el pensar en la posibilidad de la calidad total, de la vida en términos no de sobrevivir, sino de vinculación afectiva plena, donde era posible esperar otro tipo de satisfacciones que fueran más allá de la estabilidad económica:
placer sexual, satisfacción emocional, compañerismo, que se entendieron como elementos que no puedes ser soslayados en la pareja.
El derecho a ser feliz
En el mundo contemporáneo se defiende como un derecho indeclinable el ser feliz y vivir de manera plena. No se busca conformismo sino realización en todos los ámbitos de la vida. La frase "tengo derecho a ser feliz" o "la vida es muy corta para vivir amargado", son expresiones de una sociedad que dejó la sobrevivencia para buscar la calidad total.
A algunas personas, especialmente las que están imbuidas de conceptos religiosos ultra conservadores, ven esto como egoísmo, no obstante, es perfectamente lícito esperar más de una relación. Mucho más que tener hijos y un buen pasar. Los antiguos mitos que decían que el matrimonio era sólo para formar una familia, hace rato parecen haber quedado atrás.
Proyecto vital
Ser feliz es un derecho, buscar realización y calidad total, también lo es. Las
parejas sanas emocionalmente, no sólo entenderán el derecho de su compañera(o) a buscar la calidad en la relación, sino que además lo potenciarán.
En ambientes
machistas, aún se sigue considerando a la mujer como la mártir y la que está al servicio del resto: esposo, hijos, familiares. Dicho modelo hace mucho tiempo dejó de ser válido, para dar paso uno donde las personas entienden que tienen la opción de construir un proyecto vital de calidad.
Conclusión
Nuevos tiempos, nuevos enfoques. No es posible seguir mirando la relación de pareja con los mismos patrones ancestrales, es fundamental innovar el enfoque, o de otro modo, se irán produciendo cada vez más desavenencias y rupturas, que podrían ser innecesarias, si se flexibilizaran los conceptos y se reenfocarán las motivaciones.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
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