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Individualidad y pacto

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“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo” (Friedrich Nietzsche) En 1860, una de las primeras defensoras de los derechos de las mujeres, Elizabeth Cady Staton, afirmó en un discurso en la American Anti-Slavery Society que “hay una clase de matrimonio que aún no se ha intentado, la del contrato entre partes iguales que lleve a una vida de igualdad, con iguales restricciones y privilegios para ambas partes”. Con estas palabras, ya en esa temprana época, esta autora dejaba en evidencia un gran problema en las relaciones matrimoniales, los contratos o matrimonios pactados, habitualmente se hacían en función del varón y no de la mujer. De hecho, muchas autoras sostenían que el matrimonio, tal como estaba concebido, era una institución en la que sólo una parte, el marido, ejercía un poder similar al de esclavista sobre su espos

Crisis y cambios de funciones en el hogar


No hace mucho habría sido difícil encontrar a un varón cambiando pañales, limpiando la casa, haciendo las compras y cuidando niños. Sin embargo, las crisis económicas han hecho que los roles se intercambien con muchas mujeres saliendo a trabajar y sus esposos o compañeros quedándose en casa para realizar labores hogareñas.

Un fenómeno de tiempos de crisis

Al comienzo el asunto comenzó por las crisis económicas, sin embargo, ya no se trata de una situación producto de un problema social, se está convirtiendo en una manera de interactuar al haber descubierto muchos varones que resulta más fácil para la mujer encontrar trabajo y para muchos hombres no se les hace complejo quedarse en casa atendiendo la familia, en labores que no son menoscabadas, sino que comienzan a verse como normales.
Solo en EEUU se calcula que existen al menos 158.000 padres que cumplen este nuevo rol fenómeno que en ese país es denominado Stay at Home Dads (Padres que se quedan en el hogar). Ya existe una organización en Inglaterra que intenta agruparlos y darles información, donde se calcula que hay unos 200.000 varones que permanecen en casa.
Los expertos señalan dos posibles razones para este cambio de roles:
  • La incursión cada vez más generalizada de la mujer en el ámbito laboral, algunas con más éxito que sus propias parejas.
  • La crisis económica de 2008 y 2009, donde muchos varones perdieron sus empleos y por necesidad salieron ellas a buscar el sustento.

Cambio de roles, cómo hacer para que resulte

Muchos varones, al no ser los proveedores del sustento familiar, entran en crisis asociadas a su identidad viril, sin embargo, otros son capaces de adaptarse a la nueva situación y aprender a manejar la situación que implica invertir roles tradicionales.
Según la psicóloga Marisela Troconis, para que funcione ambos de la pareja deben estar plenamente de acuerdo. Ella sostiene que “si el cambio de roles es repentino y sin la adecuada comunicación entre los miembros de la familia y demás allegados, puede ser abrumador para toda la estructura familiar. Pero si el hombre y la mujer tienen claridad y una comunicación abierta entre ellos y con quienes los rodean, podrían adaptarse mejor a este estilo de vida sin ser afectados psicológicamente”.

Cambio de roles e ingresos de la mujer

En muchos casos lo que está decidiendo a favor del cambio de roles es que muchas mujeres, por su preparación y situación laboral reciben más ingresos que el varón. Salir a trabajar y quedarse con esa sensación de no estar cumpliendo con sus obligaciones maternas o pagar a alguien para que cuide los hijos, hace que muchos se inclinen por la posibilidad de que el padre se quede en casa, para no tener que dejar a los niños con personas extrañas.
El arreglo funciona si los ingresos del varón son menores y si está dispuesto a cumplir este rol, más allá de los estereotipos sociales que enfrenta, innegablemente, especialmente en sociedades más androcéntricas.

Cambio de roles y razones emocionales

Algunos autores sugieren, en base a las investigaciones que se han realizado sobre este tema, que muchas mujeres se están rebelando frente al mito del “instinto maternal”. Muchas mujeres simplemente sienten que lo hacen mejor proveyendo para la familia que encargándose de los hijos. No todas se sienten preparadas emocionalmente para asumir esta tarea de manera efectiva, y ahí sale a tallar otro tipo de varones que sí están dispuestos y preparados para hacerlo.
En décadas pasadas habría sido impensable este tipo de arreglos familiares; sin embargo, en países donde cada vez hay menos gente dispuesta a dejarse llevar por mitos, este arreglo les resulta cómodo a muchas parejas.

No todos están preparados para un cambio de roles

Para que pueda darse un cambio de roles se necesitan algunas características que los varones deben tener, de otro modo, el arreglo no sirve.
  1. Lo más obvio y evidente, debe amar a sus hijos y tener la suficiente paciencia como para pasar una gran cantidad de tiempo con ellos. Los niños son absorbentes y no todos están capacitados para atenderles.
  2. Debe ser organizado. Una casa demanda la atención de cientos de detalles, muchas mujeres han sido preparadas en sus hogares desde niñas para realizar dichas tareas. Sin embargo, es un trabajo doble, atender la casa y a los más pequeños.
  3. Es necesario tener alguna preparación práctica. Conocer, por ejemplo, cómo funcionan los aparatos electrodomésticos de la casa, porque de otro modo, no podrá hacerlo.
  4. Establecer prioridades. Si va a quedar en casa a criar hijos y atender el hogar, no hay otra situación que importe. Las mujeres, por educación lo entienden, los varones, suelen no comprenderlo con facilidad.
Habrá que ver lo que pasará en el futuro, si más varones se sumarán a esta tendencia o no.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
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Originalmente publicado en Suite 101

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