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Individualidad y pacto

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“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo” (Friedrich Nietzsche) En 1860, una de las primeras defensoras de los derechos de las mujeres, Elizabeth Cady Staton, afirmó en un discurso en la American Anti-Slavery Society que “hay una clase de matrimonio que aún no se ha intentado, la del contrato entre partes iguales que lleve a una vida de igualdad, con iguales restricciones y privilegios para ambas partes”. Con estas palabras, ya en esa temprana época, esta autora dejaba en evidencia un gran problema en las relaciones matrimoniales, los contratos o matrimonios pactados, habitualmente se hacían en función del varón y no de la mujer. De hecho, muchas autoras sostenían que el matrimonio, tal como estaba concebido, era una institución en la que sólo una parte, el marido, ejercía un poder similar al de esclavista sobre su espos

Tomás de Aquino, la mujer y la pareja


No hay ideas nuevas, todo tiende a repetirse permanentemente
No hay ideas nuevas. Todo concepto que se repite nació en algún momento en la mente de alguien. Descubrir la raíz de nuestros prejuicios es el primer paso para superarlos.

La importancia de Tomás de Aquino

La razón por la que es importante entender a Tomás de Aquino (1225-1274) es porque la mayoría de los conceptos occidentales respecto a la moral sexual, la relación de pareja y la mujer, especialmente los que de algún modo están relacionados o tienen un trasfondo religioso, han sido conformados por este autor.

Moral sexual

Siguiendo la tendencia agustiniana de rechazo a todo lo corporal, el aquinatense enseña que "la continencia permanente es necesaria para la religiosidad perfecta(Suma Theológica II-II q. 186 a. 4).
De allí comienza a gestarse lo que sería el concepto medieval por definición: la sospecha implacable a todo lo relacionado con la sexualidad, situación que aún permanece en muchas mentes "modernas".

La mujer, fuente de desgracia

En la concepción de Tomás de Aquino, la mujer es la culpable de la expulsión del varón del paraíso original. El diablo no se dirige al varón sino a la mujer, porque ella es "la parte inferior de la primera pareja humana" lo que implica suponer que "el varón no sería tan crédulo y que se le podía engañar más fácilmente mediante la condescendencia frente al error ajeno".
De allí viene la tradición de culpabilización de la mujer y la comprensión de que el sexo femenino debe pagar el daño hecho a la "parte superior de la humanidad". Siguiendo a Aristóteles, califica a la mujer como "un varón fallido".

La pareja según el aquinatense

De acuerdo a la estructura aristotélica, califica al varón como agente "activo" y la mujer como "pasivo". Este hecho le da al varón mayor dignidad, puesto que como dice Agustín "lo activo es más valioso que lo pasivo" y Aquino lo califica de una idea totalmente "acertada" (Summa Theologica, ps. II tr. 13 q. 82 m 2 obj. 1).
Esta idea explicaría la procreación. Mientras el varón procrea, la mujer concibe, es decir, él aporta y ella recibe. El semen es considerado el único elemento activo de la procreación, evidentemente por ignorancia.
La mujer únicamente "está destinada a la procreación(S. Th. I q. 92 a. 1), no sirve para nada más. Su única razón de ser es procrear, para todo lo demás, "un varón es mejor ayuda para el varón".
Por esa razón Tomás enseña que "hay que amar más al padre que a la madre, porque él es el principio activo de la procreación, mientras que la madre es el pasivo(S. Th. II-II q. 26 a. 10).

Mujer y placer sexual

Según la "teología" de Tomás de Aquino, a las mujeres les resulta más difícil resistir el placer sexual puesto que ellas tienen "menos fuerza de espíritu" que los varones (II-II q. 49 a. 4), idea que se ve plasmada en la creación del concepto "femenino" que proviene de "fe" "minos" (menos fe).
El varón que es superior, cae de su elevada altura al contacto con una mujer. Citando a Agustín señala: "Nada arrastra hacia abajo tanto al espíritu del varón como las caricias de la mujer y los contactos corporales, sin los que un varón no puede poseer a su esposa" (S. Th. II-II q. 151 a. 3 ad 2).
El esposo, "tiene la parte más noble en el acto marital, y por eso es natural que él tenga que sonrojarse menos que su esposa cuando exige el débito conyugal(S. Th. Suppl. q. 64 a. 5 ad 2).

El varón, amo de la mujer

Para Tomás "la mujer necesita al marido no sólo para la procreación y educación de los hijos, sino también como su propio amo y señor", pues el varón es más virtuoso, de allí la expresión virilidad (de virtud)
Las mujeres deben permanecer en un estado de subordinación. De allí la negación del ministerio eclesiástico para la mujer, puesto que está sometida a su marido.

Matrimonio y abstinencia sexual

Para Tomás el estado perfecto en el estado matrimonial es la castidad elegida como un bien superior por los matrimonios que quieren alejarse de la "suciedad" de la sexualidad.
Si se tienen los hijos que se deben tener, por lo cual el acto sexual está permitido, como mal menor, entonces, la única posibilidad de tener relaciones sexuales es si el cónyuge corre peligro de fornicación.
Dicha idea convierte a la sexualidad en un acto pecaminoso, y a los esposo que tienen relaciones sexuales, en seres pecadores que no son capaces de vivir el estado perfecto de la abstinencia.

Posiciones sexuales naturales

Tomás llega a legislar sobre lo que el llama la posición normal del vínculo sexual. No admite excepciones para lo que el llama "normalidad".
Según el teólogo oficial del catolicismo, toda posición sexual que no esté pensada expresamente para la procreación es pecaminosa puesto que impediría la fecundación. En el fondo, lo que hay es un afán de sospechar del placer. La eyaculación tiene un sólo objetivo, "procrear(Summa contra gent.3, 122).

Conclusión

Muchas de las ideas que hoy permanecen respecto al rol de la mujer en la sociedad, la iglesia, la familia y la función de la pareja, tienen sus raíces en conceptos vertidos por Tomás de Aquino sin otra fuente que su prejuicio sin base teológica ni científica, sólo un preconcepto defendido hasta hoy por personas que creen que las ideas nacieron ayer, aun cuando son viejos resabios discriminatorios que se niegan a morir.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Se prohíbe la reproducción total o parcial del presente 
artículo sin la autorización expresa del autor.
Originalmente publicado en Suite 101

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