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Individualidad y pacto

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“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo” (Friedrich Nietzsche) En 1860, una de las primeras defensoras de los derechos de las mujeres, Elizabeth Cady Staton, afirmó en un discurso en la American Anti-Slavery Society que “hay una clase de matrimonio que aún no se ha intentado, la del contrato entre partes iguales que lleve a una vida de igualdad, con iguales restricciones y privilegios para ambas partes”. Con estas palabras, ya en esa temprana época, esta autora dejaba en evidencia un gran problema en las relaciones matrimoniales, los contratos o matrimonios pactados, habitualmente se hacían en función del varón y no de la mujer. De hecho, muchas autoras sostenían que el matrimonio, tal como estaba concebido, era una institución en la que sólo una parte, el marido, ejercía un poder similar al de esclavista sobre su espos

El legado de las cartas de amor


53 años después una carta llega a su destino. Resultó ser una carta de amor escrita por alguien que no sabía el desenlace que tendría su vida. Sin embargo, es un bello testimonio de lo que es la manifestación más importante de la vida humana, la expresión de amor incondicional. El amor que no se expresa, se muere. Por esa razón no sólo es necesario sentir, sino también manifestar.
La historia de una carta de amor perdida

BBC Mundo informa que una misteriosa carta llegó a la Universidad de Pennsilvania. Iba dirigida a Clark C. Moore, un estudiante de ciencias de la universidad. La carta de sólo dos páginas venía fechada el 20 de febrero de 1958 en el timbre del sello postal y está firmada “te amaré siempre, Vonnie”.

Se hizo una campaña para ubicar al destinatario de la carta, incluso se presentó el asunto en un programa de televisión. Sin embargo, como Moore se había cambiado de nombre era difícil encontrarlo, hasta que un amigo vio la noticia e informó que el destinatario ahora se llamaba Muhammad Siddeeq, un profesor jubilado de 74 años.

La carta le fue enviada, aunque las circunstancias han cambiado, porque está divorciado de Vonnie, con quien tuvo cuatro hijos. Sin embargo, el hombre que sostiene que ha tenido sentimientos encontrados al recibir la misiva cree que ella es “un testamento de sinceridad, interés e inocencia de esa época”. El asunto ha despertado interés, porque en medio de tantas malas noticias, a todos les ilusiona el saber que aún es posible hablar de amor.


La realidad de las cartas de amor

La era digital parece haber dejado en el olvido las cartas de amor, escritas a mano y en esquelas y sobres especiales. El email, con su rapidez instantánea, pareciera que no hace necesario la expresión del amor como se hacía antaño. La realidad es que aún muchas personas siguen enviando cartas, no solo adultos, sino también jóvenes que perciben que la carta escrita a mano, en un sobre especial y que es llevada al correo tiene un sabor más personal y romántico.

Solamente en Inglaterra se envían diariamente 68 millones de cartas y paquetes postales. Evidentemente, es un volumen inferior a lo que se enviaba en la época donde no había chat ni correo electrónico; sin embargo, hay cosas que no mueren, una de ellas es la necesidad de la expresión de amor.
Cartas de amor memorables

A través de la historia humana las cartas se han convertido no sólo en una forma de comunicación, sino también en un género literario. Algunos autores han logrado hacer cartas excepcionales que son leídas y estudiadas.

El Comercio Digital de España, publicó algunas frases de algunas famosas cartas:

Simón Bolívar escribiéndole a Manuelita Sáenz le dice: “tú quieres verme siquiera con los ojos. Yo también quiero verte, y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mí por todos los contactos”.

Napoleón Bonaparte, que sufría cuando dejaba a Josefina para ir a una campaña, le escribe: “no he pasado un día sin amarte, no he pasado una noche sin abrazarte, no he bebido ni una taza de té sin maldecir el orgullo y la ambición que me fuerzan a permanecer lejos del espíritu que mueve mi vida”.

El poeta Víctor Hugo le escribe a su esposa Adèle Foucher: “mi deber es permanecer cerca de sus pasos, rodear su existencia con la mía, servirle como barrera contra todos los peligros, ofrecerle mi cabeza como un escalón para colocarme permanentemente entre ella y todos los pesares”.
Porqué no hay que renunciar a las cartas de amor

Tan importante son las cartas de amor que en Inglaterra existe la Biblioteca Alexander Turnbull, en Wellington, que tiene una sección donde se coleccionan copias de famosas cartas de amor de todos los tiempos.

Una carta de amor no solo son palabras escritas en el papel, sino que representan un mensaje que traspasa el tiempo, la idea de que el amor mueve a las personas y las moviliza hacia ideales y sueños que los hacen mejores personas. Amar es la mejor forma de vivir. Por esa razón, la carta de amor es un arte que no muere, ni aún en una época donde pocos se dan el trabajo de tomar una hoja de papel y buscar un sobre apropiado para enviar a quien se ama, incluso poniendo sobre el papel algunas gotas de perfume para no únicamente expresar en palabras, sino despertar también los sentidos.

El amor no pasa de moda. Como para ir a buscar una hoja especial y atreverse a escribir de puño y letra una carta de amor, ¿por qué no?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Se prohíbe la reproducción total o parcial del presente 
artículo sin la autorización expresa del autor.
Originalmente publicado en Suite 101

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